Uno de los secretos de la felicidad consiste en tomarse el
tiempo necesario para llevar a cabo lo que uno tiene que hacer, y luego
encontrar tiempo para hacer lo que uno desea.
Recuerda que la vida es corta. Sus momentos más gloriosos
necesitan esperanzas, recuerdos y sueños.
Cuando parecen que todas estas cosas se han perdido en el
tumulto, recuperarlas es algo que te debes a ti mismo. Los días son algo
demasiado precioso para dejar que se te escapen de las manos.
Si estás trabajando demasiado, intenta que sea un sacrificio
temporal y recompensarte luego con algo más importante que el dinero. Si estás
perdiendo la batalla, haz lo necesario para ganarle la guerra a quién esté
manejando tu destino.
Encuentra tiempo, hazte tiempo, tómate tiempo... para amar,
para sonreír, para hacer algo gratificante, algo totalmente personal y que
valga la pena.
El tiempo es tu riqueza y puedes gastarlo en traer más
alegría a tu vida y a la de los demás a lo largo de toda la vida. El tiempo es
tu tesoro. Y en lugar de trabajar tan esforzadamente para ello, haz lo
necesario para que trabaje a tu favor.
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