jueves, 17 de julio de 2014

PENSAR EN GRANDE POR DAVID J. SCHWART

"Hace algunos años presencié una impresionante reunión de ventas. El vicepresidente a cuyo cargo se hallaban las ventas de esta compañía estaba muy emocionado. Deseaba hacer énfasis en un punto. Se encontraba con él en la tarima el mejor vendedor de la organización, un individuo de apariencia sencilla, quien consiguió finalizar el año con una cifra superior en ventas en más de $20.000 dólares al resto del grupo. Los demás representantes no habían pasado de un promedio de ganancias de $5.000.
El ejecutivo desafió al grupo diciendo: “Deseo que le den una ojeada a Harry. ¡Mírenlo bien! Ahora, ¿a qué se debe que Harry haya logrado lo que el resto de ustedes no logró? Ganó cinco veces el promedio, pero ¿ustedes creen acaso que es cinco veces más listo? No, de acuerdo con nuestras pruebas de personal, no lo es. Lo he comprobado. Dichas pruebas demuestran que figura en el término medio del rendimiento de este departamento.
¿Es que Harry trabajó cinco veces más duro que ustedes, amigos? No, no según los informes. De hecho, se le descontó más tiempo que a la mayoría de ustedes. ¿Cuenta Harry con un radio de acción mejor? Otra vez debo manifestar que no. Las cuentas se hallan equilibradas. ¿Harry posee una mejor educación? ¿Tiene mayor salud? Tampoco. Harry se halla en esto aproximadamente a la altura de todos, excepto en una cosa.


La diferencia entre Harry y el resto de ustedes –siguió diciendo el vicepresidente– es que él piensa cinco veces más en grande”. A continuación, el ejecutivo procedió a demostrar que el éxito lo determina no tanto el volumen del cerebro de cada uno sino el volumen de los pensamientos individuales.
Muchos casos en la historia demuestran que el volumen de las cuentas bancarias, el volumen de la felicidad y la satisfacción general de cada individuo, dependen del volumen de los pensamientos propios. Esta es la que yo llamo la magia de pensar en grande.

Si al pensar en grande se consiguen tantas cosas, ¿por qué no piensa todo el mundo de esta manera? Esta pregunta me la formulé muchas veces. Creo que la respuesta está en que todos nosotros, más de lo que reconocemos, somos producto de los pensamientos que nos rodean. Y muchos de esos pensamientos son pequeños, no grandes. Todo alrededor de usted es un entorno que trata de remolcarlo y tirarlo a una calle de segunda clase. Usted oye decir casi todos los días que “hay muchos jefes y no bastantes indios”. En otros términos, que las oportunidades para dirigir ya no existen, que hay un exceso de jefes, y que, por lo tanto, debe contentarse con ser un tipo insignificante.

Nuestro entorno también nos dice que existe mucha competencia para tener un lugar relevante en la vida. ¿Pero es cierto que la hay? Un ejecutivo cuyo trabajo es contratar personal, me dice que recibe de 50 a 250 veces más solicitudes para empleos de bajo salario que para los de salarios más altos. Esto quiere decir que hay por lo menos 50 veces más competencia para los puestos de “segunda clase” que para los de “primera clase”. La avenida de Primera Clase, en los Estados Unidos, es una calle corta y poco frecuentada. Allí existen vacantes muy contadas, para las personas como usted, que se atreven a pensar en grande".
David J. Schwart

No hay comentarios:

Publicar un comentario