En muchas ocasiones recibimos sumas de
dinero que no esperábamos. A veces llegan en el justo momento cuando estamos
necesitados de cubrir una eventualidad, realizar una inversión o sencillamente
para aumentar nuestro ahorro familiar.
Sin embargo, cuando una persona ha cubierto todo lo necesario y llega
una suma de dinero extra, generalmente no lo ahorra, puesto que creen en el
viejo refrán que dice que “lo que viene por agua, por agua se va”, entonces
corren a gastarlo rápidamente. Esta no es la práctica más sana a largo plazo.
Ese dinero extra, como su nombre lo indica, no está contemplado dentro de sus
ingresos mensuales, por lo tanto, debería reflejarse un aumento en su flujo de
caja, o por lo menos, en su cuenta de ahorros.
Entonces, ¿Qué hacer con el dinero extra
que gano?
Solo existen dos problemas relacionados con
el dinero: Tener mucho o tener poco. Uno de los secretos de Andrew Carnegie, es
que el ahorro de su duro trabajo en las vías ferroviarias, le permitió adquirir
pequeñas participaciones de las compañías dedicadas al transporte en tren, lo
que le llevaron a amasar su primera gran fortuna. Esta técnica ha sido
implementada por muchas personas para obtener grandes riquezas. Si les ha
funcionado a ellos, ¿Por qué no ha de funcionarnos a nosotros?
Si gana un dinero extra y no tiene
eventualidades –Un medicamento costoso, los estudios propios o de los hijos, un
pago moroso, un trámite legal – ingrese ese dinero a su cuenta de ahorros, o si
prefiere, realice pequeñas inversiones. Siga viviendo con su salario como si
ese dinero no hubiese ingresado nunca. Estos dineros extras pueden ayudarle
para emprender un camino rápido hacia la libertad financiera.
Por Daniel Gómez.
Es lo que me parece que hay que hacer, darse algunos gustos, pero no gastarlos alegremente, porque no da resultado positivo eso de que suelta porque haces girar la rueda y el universo te lo devuelve, no te lo devuelve nada y ahí quedás llorando lo gastado.
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