En síntesis, el
concepto de empresa social está enmarcado en una política de beneficencia y de
ayuda para las personas de bajos recursos. Es una organización dinámica
flexible y autosostenible. Es una empresa que no está enmarcada en la
generación de utilidades para sus propietarios, por el contrario, si la empresa
social genera utilidades, estas deben ser reinvertidas en la labor social para
la cual fue creada dicha institución. Tampoco se debe entender a la empresa
social como una fundación o un centro de beneficencia, ya que estos se
sostienen a través de donaciones, incentivos, exención en gravámenes gubernamentales,
entre otras fuentes; por el contrario, la empresa social es autosostenible a
través de la venta de productos que satisfacen las necesidades de los pobres,
pero que a su vez el costo de estos productos, son de fácil acceso para dichas
personas.
Los inversionistas
de empresas sociales no recibirán dividendos o ganancias sobre el dinero
invertido, ya que esta inversión de debe entender como ayuda o contribución
para los más necesitados, y no como una forma para incrementar su nivel
patrimonial. Cuando este inversionista quisiera dejar de ser accionista de la
empresa, se le entregara solo el dinero que invirtió. En este tipo de
inversiones, predomina el ánimo del inversionista, y la satisfacción del mismo,
de saber que está contribuyendo a reducir la pobreza en todo el mundo.
La empresa
social debe satisfacer una necesidad de las personas y aunque también puede
recibir donaciones y ayudas de entidades privadas o públicas, la empresa social
no debe estar exenta de pagar impuestos.
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