No basta con guardar dinero. Hay que ponerlo a rendir
aprovechando las mejores oportunidades de inversión que ofrece el mercado.
Expertos consideran que en este tema, ‘mañana es hoy’
“El que ahorra sabe lo que tiene”. La frase aplica en todas
las actividades, clases y estratos sociales. Es más, hay formas rentables de
hacerlo.
En efecto, cuando alguien ahorra de manera planeada en una
entidad financiera o invierte en cualquiera de las opciones del mercado, tales
como cuentas bancarias, CDT, fondos o carteras colectivas, el dinero se
multiplica debido a que el monto depositado acumula intereses o rendimientos.
Por eso, la forma más correcta, favorable y económica de
iniciar un proyecto, cualquiera que sea (compra de vivienda, montar un negocio
o una empresa, adquirir un carro, pagar la educación de una persona o de sus
hijos y hasta irse de vacaciones), es incluir el ahorro como el principio de
las cosas.
Sin embargo, dependiendo del tipo de iniciativa, mezclar el
ahorro con el crédito es un coctel productivo que ha mostrado grandes
resultados.
Aun así, los expertos aseguran que siempre será más rentable
desarrollar un proyecto con dinero ahorrado que con dinero prestado.
Ejemplos de ello hay muchos. Por allá en los años 50, Arturo
Calle, un joven antioqueño, tenía ahorrados 13.000 pesos que había ganado como
empleado de Pepalfa. Como su meta era trabajar independiente, montó un pequeño
almacén en el sector de San Victorino, en Bogotá, y hoy es el propietario de
una cadena de 70 almacenes, que llevan su nombre, ubicados en 23 ciudades del
país, además de la presencia en Panamá, Costa Rica y El Salvador. Es más, como
la plata no le alcanzaba, sus familiares le prestaron 4.000 pesos, sin
intereses, para completar los 17.000 pesos que le costó el local en San
Victorino.
Lo anterior significa que un proyecto cualquiera (empresa,
educación o vacaciones) no inicia cuando se abre el primer negocio, se obtiene
un título académico, o se concreta un viaje, sino cuando la persona empieza a
ahorrar para convertir su sueño en realidad.
Para el empresario paisa, quizás la decisión más importante
de su vida fue la de ahorrar para trabajar de manera independiente, abriendo
una empresa con recursos propios.
Calle tenía claro que de esta manera, todas las utilidades
ingresarían a sus arcas, mientras que cuando el proyecto se desarrolla con
financiación, el emprendedor tiene que destinar una parte de sus ganancias a
pagar el crédito, lo que disminuye la opción de crecer rápidamente y tener los
resultados esperados.
Sin embargo, está claro que endeudarse es otra forma de
ahorro, y que incluso, la mayoría de los proyectos empresariales exitosos del
país están soportados con financiamiento. Por eso, es común escuchar la
siguiente frase entre personas de escasos recursos: “el que no se endeuda nunca
tiene nada”.
Tomado de http://www.portafolio.co/
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