martes, 21 de abril de 2015

MACROECONOMÍA, MICROECONOMÍA Y ECONOMÍA PERSONAL


Estos tres conceptos encierran en sí mismos conceptos relacionados al dinero y su intermediación en la vida del ser humano. Sin embargo, cada uno se refiere a los movimientos de dinero que ocurren a diferentes escalas: País, empresas y personas, respectivamente.

La macroeconomía se relaciona directamente con los sistemas económicos del gobierno, como la estructura financiera, las cuentas nacionales y las políticas internas y externas que afectan directamente la economía nacional. Por su parte, la microeconomía se enmarca en los principios empresariales y corporativos, tales como la oferta y la demanda, las estrategias de maximización de utilidades, la racionalización del gasto, los riesgos asociados a las inversiones, las políticas de precios, y todo lo relacionado con la estructura financiera empresarial.

Por ultimo tenemos la economía personal o finanzas personales, la cual corresponde a los principios financieros y contables utilizados por cada persona para gestionar sus propios recursos de tal manera, que le permita obtener un plan de retiro satisfactorio e independiente, es decir, no depender de una empresa o del gobierno nacional una vez deje de trabajar. La economía personal es más simplificada que la macroeconomía y la microeconomía, ya que el número de operaciones es menor tanto en volúmenes de dinero como en cantidad. Además, existen rubros contables que no son necesarios dentro de la información generada en esta instancia, como es el caso de la depreciación, los costos y los inventarios.


Por lo general, la economía personal está más descuidada por la academia, y por lo tanto, su aprendizaje tiene un carácter más autodidacta; aunque hoy en día ya podemos encontrar muchos libros y tutores online que nos enseñan todo lo relacionado a este tema. Uno de ellos es Robert T. Kiyosaki, conocido como el gurú de las finanzas personales. Robert es el autor del Betseller padre rico padre pobre, libro que sienta bases muy sólidas para encaminar nuestra economía en el hogar. 

Por Daniel Gómez.

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