
Recuerdo la historia de una señora que le compraba el periódico
a un niño en un semáforo, y se quedaba llorando porque sabía que el niño
vendedor de periódicos era más feliz que ella. ¿Y que tenía ella? Dos hermosos
hijos estudiando en buenas escuelas, un esposo dueño de una gran empresa, auto
propio, una excelente casa y un matrimonio destrozado.
Es necesario aprender a usar el dinero de tal manera que no
nos quite el tiempo para compartir en familia, para estar con los seres
queridos, para disfrutar de la simplicidad de la vida, y muchos menos, tiempo
para vivir. No estoy diciendo que el dinero no es importante, lo que estoy
tratando de decirle es que no lo ponga por encima de las personas que más ama.
Ser feliz es una decisión, y todos los días puede tomar esa decisión,
sin importar si tiene o no tiene dinero. La felicidad no se sustenta en bienes
materiales o elevados saldos bancarios; la felicidad se sustenta en su
interior, y depende solo de usted, decidir si es, o no es feliz.
Por Daniel Gómez.
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